21 de junio de 2007

Necesaria una ley antichapulín en Veracruz

Con la polémica desatada en Baja California, y llevada a escala nacional por los medios, acerca de la anulación de la candidatura del empresario promotor de casinos Jorge Hank Rhon a la gubernatura de ese estado, porque la ley local se lo impide al no terminar su periodo como alcalde de Tijuana, reflexionamos sobre la urgente necesidad de igualar a dicha constitución para detener los trampolines políticos al que están acostumbrados la mayoría de los políticos veracruzanos.

Es costumbre que, aprovechándose de los tiempos electorales, un alcalde pida permiso para contender como diputado federal, o viceversa: o los diputados locales que utilizan su respectiva legislatura para trepar en lo que ellos llaman “carrera política”, y que no es otra cosa que la costumbre de vivir como un parásito adherido al erario.

La constitución local del estado de Baja California lo establece muy claro en el artículo 42, pese a la prepotencia de Hank Rohn en negarlo y mofarse cual burgués acostumbrado a tener lo que quiera gracias a su incalculable fortuna: “No podrán ser electos Gobernador del Estado: el Secretario General de Gobierno, los Magistrados y Jueces del Tribunal Superior de Justicia del Estado, el Procurador General de Justicia y los Secretarios y Directores del Poder Ejecutivo, salvo que se separen de sus cargos en forma definitiva, noventa días antes de la elección. Los Militares en servicio activo y los titulares de los cuerpos policíacos, no podrán ser electos Gobernador del Estado, salvo que se separen de sus cargos en forma provisional, noventa días antes de la elección”.

El párrafo que mata la aspiración de Hank Rohn: “Los Diputados y Senadores del Congreso de la Unión, Diputados locales, Presidentes Municipales, Síndicos Procuradores y Regidores de los Ayuntamientos durante el período para el que fueron electos; aun cuando se separen de sus cargos; con excepción de los suplentes siempre y cuando éstos no estuvieren ejerciendo el cargo”.

Así de simple lo estipula el artículo 42 de la constitución local del estado Baja California; no confunde con tecnicismos propios de los mañosos políticos, ni lo deja la disposición de las interpretaciones subjetivas: los alcaldes no pueden ser candidatos, aunque se separen de sus cargos, porque tienen que terminar sus periodos.

Pero volviendo aquí al rancho donde la doble moral entre los gobernantes tiene fuerte arraigo (con eso de que liberan a indígenas presos con la ley de amnistía promulgada por el gobernador Fidel Herrera, pero a la vez les ponen una inspiradora madriza y los meten a la cárcel como sucedió en Ixhuatlán de Madero, en el norte de la entidad), tenemos casos increíbles de saltimbanquis que cambian de puesto como lo hacen de ropa interior: para vergüenza nacional, el diario El Universal publicó en días pasados como la legislatura de Veracruz se vio lesionada cuando casi la mitad de los diputados locales dejaron sus curules para aspirar a las alcaldías: “Con 20 diputados inexpertos y dos curules menos, el Congreso del estado analizará en los siete meses que le restan a la 60 Legislatura local iniciativas de reformas o de creación de nuevas leyes trascendentales para la vida política y social de Veracruz”.

Pidieron licencia para sus mezquinas ambiciones políticas: por el PAN, Julio Saldaña, William Charbel Kuri Ceja, Miguel Ángel Yunes Márquez, Silvia Isabel Monge Villalobos, Alfredo Valente Grajales Jiménez, Sergio Méndez Mahé, Daniel Alejandro Vázquez García, José Alfredo Osorio Medina y Francisco Fernández Morales; por Convergencia, hoy panista Cinthya Amaranta Lobato Calderón; por el PRD, Atanasio García Durán; por el PRI, Gladys Merlín Castro, Guadalupe Josephine Porras David, Marina Garay Cabada, Ricardo Calleja y Arroyo, Marcelo Montiel Montiel, Ricardo García Guzmán, Juan René Chiunti Hernández; la diputada independiente Blanca Armida Batalla Herver. Todos van por el hueso de sus respectivos municipios.

Esto ocasionó las críticas incluso de sus propios compañeros diputados que se quedaron en la legislatura para continuar los trabajos pendientes: el legislador Alejandro Montano Guzmán (a quien hay que destacarle que no ha acelerado el paso en su incipiente carrera política, y poco a poco ha ido deshaciendo de la imagen de policía), fue más explícito al expresar que “no se vale”, en el sentido incongruente de quienes usaron el Congreso como una casa de precampaña.

Por otro lado, tenemos el caso del diputado federal Robinson Uscanga Cruz, de Convergencia, quien tiene el trastabilleo en sus aspiraciones a la alcaldía de Minatitlán al momento en que su suplente fue detenido por el supuesto delito de fraude, lo que impedía al legislador pedir licencia; en estos momentos, su suplente ya se encuentra libre, y pese al tropezón, Uscanga se la va a jugar.

Para la historia tenemos el caso burlesco de José de la Torre, quien ya habituado cínicamente al presupuesto, pidió licencia como alcalde de Martínez de la Torre para ser diputado federal, y luego volvió a pedir licencia para regresar a ser alcalde.

No obstante, a la ley de Baja California se le argumenta que el artículo 42 contraviene con la carta magna de los mexicanos, y por lo cual podría recaer en inconstitucionalidad.

Según nuestras leyes, los preceptos locales no pueden contradecir contra las aspiraciones políticas que garantiza la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos en el derecho de votar y ser votado. Claro, ni siquiera se le ocurra pensar en una reforma a las leyes, porque les fastidiaría la existencia a los que están trepados en el carro de la buena vida.

Ya no digamos lo nefasto que representa el estar jugando con el voto de la población, engañarles de frente ofreciéndoles de todo, para que finalmente abandonen el barco en búsqueda de otro hueso; lo peligroso en realidad son aquellos que buscan la protección del ansiado fuero constitucional, pese a que son señalados en delitos de naturaleza financiera (irregularidades, desvíos de recursos, etc.) o casos graves de homicidio como el del regidor Alfredo Pérez Juárez, de cuyo autor intelectual se le señala hoy al alcalde con licencia de Las Choapas, Renato Tronco, quien aspira a ser diputado local por ese distrito, posición que lo protegería contra cualquier intención judicial.

Hay que razonar bien el voto y darse cuenta de si vale la pena que tales personajes sean beneficiados con el triunfo en comicios; darse cuenta que es un beneficio personal-partidista más que representación popular el hecho de que tales sujetos (y sujetas, diría Fox) estén ahora de nuevo en campaña, con una sonrisa desvergonzada en las fotos.

En verdad, pregúntese al menos en el caso de los legisladores locales, ¿qué demonios hizo su diputado por su población? ¿Qué demonios hizo por usted?

14 de junio de 2007

Tarifas para desvelados, por favor

De plano el sector energético (específicamente, y en lenguaje coloquial, “la luz” --por cierto, qué ricos chamorros sirven en el bar del mismo nombre--) ya está privatizado desde hace mucho, y la lucha “sindical” e “histórica” por la “soberanía” de dicha energía, resulta similar a la utilidad de una papa enterrada.

Y sí, mientras haya líderes sindicales, obreros, políticos que se desgarran las vestiduras y ofrecen su pecho a las balas en pro de que el sector energético no se privatice, tenemos a un PEMEX y a una Comisión Federal de Electricidad controlados por el sindicalismo oscuro, corrupto, característico del priato en México (y que no han cambiado en pleno panismo); aliados de los gobernantes que se encargan de administrar a su conveniencia la riqueza del país.

Tan nos han hecho creer que la luz y el petróleo nos pertenecen, que no son pocos quienes saltan a la palestra para defender lo que tata Lázaro expropió, y que según como pueblo, es nuestro… Ahí vemos las marchas de “conquista” sindical, las asambleas que, al más puro estilo priísta, no cambian, y los respaldos del gobierno a los dirigentes, de los cuales (como si no bastase lo hinchados de dinero que están por todo lo que se embolsan), algunos todavía son diputados federales.

Pero la patética realidad nos indica que, pese a que Veracruz es un estado líder en producción de energéticos, éstos tienen que entregarse a la administración federal para la redistribución de los dividendos a escala nacional, y ser aprobado por la Cámara de Diputados, en lo que es el famoso presupuesto.

Es así como surgen las protestas por las elevadas tarifas de la electricidad. Se sabe que en ciudades del norte del país lograron presionar a la Comisión Federal de Electricidad para que reclasificara los costos; esto fue tomado por diversos dirigentes populares en Veracruz para exigir que bajaran los precios de la luz, argumentando principalmente el consumo necesario de la electricidad en zonas donde el calor (como en el sur del estado) es insoportable, pero que la CFE aprovecha para cobrarse a lo chino (como Flavino, el oaxaqueño).

La lucha continúa en algunas partes del sur, destacan los nobles indígenas de la sierra de Soteapan y parte del Uxpanapa, donde se rebelan no pagando las elevadas cuotas.

Así, ante una CFE que cobra lo que quiere, un PEMEX que explota el subsuelo como se le antoja y nos deja las correspondientes consecuencias ambientales y de salud, Veracruz tiene que sortear entre las decisiones de las cúpulas sindicales y el gobierno, quienes tienen secuestrados dichos recursos y convierten al resto de los mexicanos en rehenes de argumentos indescifrables para explicar sus acciones.

Como ejemplo tenemos el nefasto horario de verano: nadie entiende a quién beneficia, si lo único realmente palpable es que las tarifas se elevan, la CFE no acepta reclamaciones, y de paso nos cortan la luz a la primera que se adeude. ¡Ah!, “pero las variables macroeconómicas de la espiroqueta de la raíz cuadrada de la cuchufleta morrocotuda” es el argumento más prolífico de los tecnócratas y políticos que defienden la causa de un horario que sólo provoca desvelados y mueve a cuestionar, acertadamente: ¿para qué demonios sirve el horario? Si la respuesta es siempre que individualmente no se ve el ahorro, nacionalmente sí lo hay… Entonces ¿a quién beneficia realmente el horario de verano? Al pueblo no, ya que nos elevan las tarifas enormemente, y de paso, este gruñón columnista tiene que levantarse más temprano.

Sí, se oye como el reclamo común, populista, hasta pejista de un ardido social; la verdad es que no: finalmente ahí donde renta la casa su servidor no paga la luz, porque ya viene incluido en el contrato, la que, finalmente, se agarra del chongo con los de la CFE es la dueña de la casa.

De cualquier manera, para uno, como veracruzano, es realmente indignante y no hay justificación en hacer oídos sordos a una situación real de pobreza y rezago, ante un Veracruz rico en todo, sobre todo en producción de energía.

La entidad no se beneficia en nada de lo que debiera, y menos con diputados evidentemente concentrados en sus guerras infantiles de colores. Los jodidos seguimos siendo los mismos: en el mismo caso del horario de verano, recordamos un Vicente Fox que arrancaba su sexenio parejero y atrabancado como el buen ranchero que es (quizás acostumbrado a que en el rancho el tiempo es relativo a los cantos del gallo) quiso a la de a blanquillos de gallina de rancho desaparecer con un plumazo el horario de verano, pero entonces, los diputados federales despertaron de su curul y echaron para atrás la medida foxiana en aras del “respeto a la autonomía del poder legislativo”. Y así, todavía con lagañas, sólo le quitaron dos meses a dicho horario.

Sí, esos diputados que son conocidos por subirse el salario cada que se les antoja, y se autorizan salones de belleza para emperifollarse. Los mismos que en realidad representan todo, menos a la población (y tampoco es una declaración populista: la poca credibilidad de los políticos y sus partidos también radica en que los ciudadanos no se sienten representados en la Cámara de Diputados, y así lo han enfatizado estudios serios).

Los políticos son los verdaderos dueños temporales de los designios energéticos, pues en sus manos está la retarifación de la energía eléctrica, y en este punto los veracruzanos, del color que sean (negros, verdes, amarillos, anaranjados, azulinos y rojillos), tenemos que estar de acuerdo en protestar por los abusos de la Comisión Federal de Electricidad, ya ni se diga de las secuelas ambientales que genera PEMEX con su industria. En esto, insistimos, tienen también que ver mucho los sindicatos.

Por favor, se los pide alguien que gusta de escribir y trabajar en las noches con su respectiva lamparita y calienta la cena en el microondas, aunque la dueña de la casa no lo sabe. (14 DE JUNIO DE 2007)

12 de junio de 2007

Coatepec: pueblo sin magia



Coatepec es reconocido como uno de los lugares más bonitos de la región centro del estado de Veracruz, plagado de ciudades de arquitectura colonial y con la historia propia ligada a las haciendas productoras de café y azúcar.

Este municipio no le pide nada a Xalapa, aunque cercano a la capital veracruzana; no lo opaca la sombra de la ciudad más importante del estado porque tiene sus propias leyendas, su comercio, su vida propia sumergida en esa tranquilidad perfecta para tomar el café, escribir, leer, tomar fotografías, comer un helado, y hasta unas crepas.

Todo esto suena a publicidad gratuita, y lo es: lástima que las autoridades municipales, encabezadas por el alcalde Miguel Galindo Huesca, estén totalmente desorientadas, inmersos en la negligencia, y que representen un gobierno casi extinto que no supo administrar la riqueza que tuvo en sus manos.

Pese a que en este trienio se recibió la denominación de Pueblo Mágico, a Coatepec se le ha ido desangrando la magia, los únicos impresionados son quienes visitan momentáneamente el lugar, van de paso hacia otros sitios como Xico o Teocelo, o vienen a comer para escapar de una Xalapa inundada de contaminación ambiental, ruidosa y tráfico vehicular, como si las calles tuvieran arteriosclerosis.

Todo es válido para el turismo que es uno de los grandes ingresos para la ciudad; lamentablemente quienes viven aquí son los últimos beneficiados de tales recursos, los últimos en ser tomados en cuenta, esto se vuelve una analogía de Luvina (por lo menos en las partes más desoladas del cuento de Juan Rulfo): un pueblo donde parece que, para los del ayuntamiento, no vive nadie.

La gente tiene que soportar con tedio la pésima administración; una pasmosa desatención a lo más mínimo: obra pública básica, seguridad, orden en la ciudad. Hay menos preocupación por los que viven aquí, y más por los que solamente vienen los fines de semana y los numerosos puentes magisteriales.

Precisamente en estos días, con el infaltable cafecito americano del quiosco, observamos cómo unos jóvenes --de acaso 17 años-- tomaban su six de cerveza tranquilamente en el parque principal, casi frente al palacio municipal. Con descaro sorbían las cervezas a plena luz de la tarde, hasta que, finalmente, los arrestó la policía municipal. ¿Qué demonios estaban pensando? Lo de menos es que desconozcan que el bando de policía y buen gobierno que en muchas ciudades de la entidad no permite ingerir bebidas alcohólicas en la vía pública (por lo menos no tan cínicamente), pero la realidad es (y así lo confirman quienes viven aquí desde hace años) que ante una alcaldía tan enclenque, las nuevas generaciones prácticamente ignoran el sentido de una autoridad: no sólo la retan, sino que la desconocen por completo.

Y precisamente en este ámbito es palpable que en las tiendas de abarrotes de colonias como Los Manantiales (por el rumbo de Chedraui) se permita la venta indiscriminada de alcohol de caña y cerveza a menores de edad, con la protección de la policía municipal; abarrotes que, si bien mantienen a una familia decentemente, la misma decencia se degrada con las comunes escenas grotescas de menores ingiriendo cerveza, con la única sugerencia del tendero de que se las tomen afuera, "porque ahí no es cantina…", como paradoja de la desvergüenza.

Ya no digamos los incidentes que esto podría ocasionar: un adolescente con la testosterona en pleno crecimiento y sin una autoridad que lo meta en orden es un peligro latente para cualquier peatón que se tope con estos tipos. Cabe aclarar que esto no es que sea uno mojigato: a nadie le espantan escenarios así, porque también uno los vivió y se gustaba de "corromper" la ley, pero la realidad es que también la "tolerancia" es mucha ahora y el vandalismo se ha elevado. No sólo habría que enfrentarse con borrachos que en la madrugada, con unas copas, se sienten como (una versión muy pirata) de los X-Men, sino que la autoridad es prácticamente invisible.

Antes se veían constantemente rondines policíacos por varias colonias de Coatepec, y hasta a manera de broma se comentaba que era debido a que la ciudad es pequeña y en menos de una hora la recorres toda en vehículo. Ahora, lo único que se escucha constantemente por la madrugada son las sirenas de la ambulancia o de las patrullas. Por cierto, a estas horas hay motociclistas que salen a pasear como si sus motores fueran ronroneos de gatitos.

No sólo es el alcohol: hay calles rotas lejos del centro, donde la autoridad municipal no puso atención desde que comenzó este trienio. Para los coatepecanos es muy obvio que solamente se arreglaron calles que son para el tráfico céntrico de la ciudad y para la bonita foto con el gobernador; arterias sólo para el tráfico visible, para la imagen de un Coatepec que recibe al visitante.

Otro de los problemas son los "rayones": cientos de símbolos sin una utilidad o productividad pública, ni siquiera con algo que pudiéramos llamar artístico. Claro que no es un problema privativo de Coatepec, pero llama la atención la manera en los residentes han tratado de lidiar con el problema: hay quienes pueden comprar pintura lavable, colocar azulejos, o aquel comerciante que incluso deja un espacio para que los "artistas" hagan uso de su pintura en spray, pero ni así respetaron sus locales, y hoy aparecen con los mensajes que sólo los "virtuosos urbanos" entienden.

Muestra de que no tienen respeto por nadie, gracias a la nula presencia de la autoridad. Hoy en Coatepec, como en todos los municipios del estado, vemos que todo mundo quiere ser alcalde o diputado local; en sus propagandas que comienzan a vestir los postes y bardas, los aspirantes dicen lo de siempre: "experiencia", "honradez", "capacidad", etc., pero nadie propone siquiera una solución para esos mínimos problemas que afligen a la vida intestina de Coatepec.

Vaya, si lo menos grave es la manera en que Coatepec se hunde paulatinamente por la incapacidad de Miguel Galindo, alarmante es que la clase política coatepecana, en lugar de enderezar el rumbo histórico de la ciudad, se dedique a mandar emisarios hacia columnistas como Don Luis Hernández Ramírez, ciudadano del Pueblo "Mágico que no Misterioso", con la única intención de intimidar, quizás sutilmente, o con la delicadeza para mover un fino abanico, pero finalmente para acalambrar.

Vaya, "hay de calambres a calambres", como bien ha expuesto Don Luis, con todo y la sutileza del enviado del diputado federal coatepecano Adolfo Mota. (12 DE JUNIO DE 2007)