8 de octubre de 2012

No hubo regaño de Duarte: Godwin

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Peter Godwin, uno de los periodistas extranjeros presentes en el Hay Festival de Xalapa, aclara en correspondencia con este autor: no hubo regaño, ni groserías por parte del gobernador Javier Duarte; ni criticó los comentarios realizados por el escritor norteamericano en el reciente Hay Festival, donde se refirió a la violencia contra los periodistas en Veracruz.

De hecho tuvieron una reunión el 6 de octubre, posterior al evento en el Hay Festival, la cual se realizó en Casa Veracruz, residencia oficial del gobernador en la capital Xalapa. Ahí estuvieron presentes sólo Godwin, el escritor premio Nóbel de Literatura en 1986, Wole Soyinka, y el mandatario Duarte, acompañados del staff de prensa de Gobierno del Estado.

No estuvieron ni Jon Lee Anderson ni Ed Vulliamy, como en un principio trascendió.

En la misiva, el también presidente del Centro PEN en Estados Unidos, aclara el “desencuentro” entre los participantes del Hay Festival que señalaron la situación de inseguridad en Veracruz y el gobernador Javier Duarte de Ochoa.

Godwin relata que en la conversación que sostuvo con el gobernador Javier Duarte, junto a Wole Soyinka, refirió sobre la violencia que preocupa en México y en especial en Veracruz sobre los periodistas que han sido asesinados recientemente en el estado, pero que en ningún momento hubo grosería alguna por parte del mandatario estatal, ni recriminación por sus comentarios acerca de la violencia en suelo jarocho.

De igual manera da a conocer que el personal de prensa de Gobierno del Estado fue retirado del lugar para que Duarte de Ochoa pudiera platicar extensamente sobre el tema con el periodista y el premio Nóbel de literatura, explicando sobre los avances en investigaciones en los crímenes.

A continuación, en primera instancia y con la autorización de Peter Godwin, presentamos la carta original enviada a quien esto escribe, y posteriormente la traducción hecha por este autor. Por último, las recomendaciones que hizo llegar al gobernador Javier Duarte el día de la reunión.

CARTA DE GODWIN

Dear Pablo,

I want to correct a few details in the Proceso account of my exchange with Governor Javier Duarte de Ochoa, which in fact took place at the Governor's residence in Xalapa. The only writers present were myself and Wole Soyinka (not Jon Lee Anderson). The meeting followed immediately from the onstage conversation I had with Wole Soyinka, part of the Hay Xalapa festival.

At the meeting, the Governor spoke at some length about the Hay festival, commending Wole Soyinka on his work, and praised the recent achievements of Veracruz state. This was photographed and filmed by the governor's media staff.

I did then intervene to express PEN’s grave concern about the killings of journalists in Veracruz in particular, and the climate of impunity in Mexico generally. When I did so, the Governor’s protocol staff signaled to the cameras that they were to stop recording and leave the room, which they did.

While it appeared to me that he was unhappy to be confronted with these issues at his reception for Wole Soyinka, the Governor was not directly rude to me, and did not criticize me to my face at the time for the comments I had made in festival events.

The Governor discussed the security situation in Veracruz and the progress of the investigations into several of the more recent murders of journalists and then I presented him with a copy of PEN’s recommendations for Mexico, which are attached below.

Many thanks,

Peter Godwin
President PEN American Center.

TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL

Querido Pablo:

Quiero corregir unos pequeños detalles de Proceso sobre el intercambio con el mandatario Javier Duarte de Ochoa, que fue realizado en la residencia del gobernador en Xalapa. Los únicos escritores presentes fuimos yo y Wole Soyinka (no Jon Lee Anderson). La reunión fue inmediatamente después de la conversación en escenario que tuve con Wole Soyinka, en el Hay Festival de Xalapa.

En la reunión, el gobernador habló algo sobre el festival, reconociendo el trabajo de Wole Soyinka, y alabó los recientes logros en el estado de Veracruz. Esto fue fotografiado y filmado por el equipo de prensa del gobernador.

Entonces intervine para expresar la grave preocupación de PEN acerca de las matanzas de periodistas en lo particular en Veracruz, y el clima de impunidad en general en México. Cuando lo hice, al equipo de prensa le dieron indicaciones de que dejaran de grabar y que abandonaran el cuarto, lo cual hicieron.

Aunque me pareció que no estaba contento al ser confrontado con estos temas en la recepción para Wole Soyinka, el gobernador no fue grosero conmigo y no me recriminó al momento de los comentarios que hice en el festival.

El gobernador planteó sobre la situación de seguridad en Veracruz y el progreso de las investigaciones en los más recientes y atroces crímenes de periodistas, cuando entonces le presenté una copia de las recomendaciones de PEN para México, que te adjunto.

Muchas gracias

Peter Godwin
Presidente del Centro Americano PEN

PEN INTERNATIONAL HACE UN LLAMADO PARA FRENAR LA GUERRA CONTRA PERIODISTAS, ESCRITORES Y BLOGUEROS EN MÉXICO

México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Desde el año 2000, por lo menos 67 periodistas, escritores y blogueros han sido asesinados; 12 permanecen desaparecidos; un sinnúmero han sido amenazados y hostigados, y cada vez más frecuentemente los medios son atacados con armas de fuego o explosivos.

A pesar de sus obligaciones constitucionales e internacionales, en México se continúan violando los derechos humanos de periodistas y escritores. Los derechos violados incluyen el derecho a la vida, así como el derecho a no ser torturado, al trabajo y a la libertad de expresión.

Los crímenes cometidos contra periodistas no son investigados adecuadamente y las autoridades han fallado en investigar y sancionar efectivamente por lo menos el 90% de los casos. A pesar de su nombre, el Fiscal Especial para la Atención de los Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión no tiene competencia para investigar los crímenes ni presentar cargos, o combatir casos vinculados con organizaciones relacionadas con el narcotráfico.

Existe una red de normas que limitan la expresión y la denuncia de actos de corrupción. Catorce estados en el país mantienen leyes que criminalizan la expresión. Las normas de difamación civil (o daño moral) son utilizadas para hostigar a periodistas que revelan corrupción. El marco regulatorio obstaculiza la diversidad de medios favoreciendo la concentración.

LA SITUACIÓN ES URGENTE Y REQUIERE UNA RESPUESTA INMEDIATA. EL GOBIERNO MEXICANO DEBE:

1. Asegurar que el llamado mecanismo para proteger y prevenir agresiones contra periodistas sea transparente y accesible, que cuente con personal con el conocimientotécnico y recursos adecuados, y que pueda adoptar e instrumentar decisiones vinculantes sobre la protección.

2. Asegurar investigaciones y juicios expeditos, sólidos e imparciales de todo perpetrador, que se lleven a cabo en el orden federal, y destinar los recursos necesarios que permitan lo anterior.

3. Reformar las normas y políticas que aseguren que periodistas y medios con orientación diversa puedan operar sin amenaza de una sanción legal.

4. Reformar las normas para asegurar que todos los delitos cometidos presuntamente por miembros de las fuerzas de seguridad sean investigadas y juzgadas por autoridades civiles.

EL GOBIERNO DE CANADÁ, DE ESTADOS UNIDOS Y LA UNIÓN EUROPEA DEBEN:

5. Colocar esta situación en la agenda de política exterior, insistiendo en que se instrumenten las recomendaciones antes citadas.

6. Condicionar el futuro apoyo en materia de lucha antinarcóticos a que el gobierno tome acciones genuinas y efectivas para atender violaciones graves a derechos humanos cometidas contra periodistas.

7. Enfrentar el consumo de drogas en sus propios países y combatir el trafico internacional de narcoticos y armas.

Para conocer el informe completo, descargue la copia del reporte Corrupción, Impunidad, Silencio: La Guerra contra Periodistas en México de PEN Canadá y del Programa Internacional de Derechos Humanos de la Universidad de Toronto en: http://bit.ly/ycdXYP.

Para obtener más información contactar a:

En México: Alicia Quiñones, penpress.mex@gmail.com; +52 55 42322179, +52 55 15803002
Alain Pescador, alainpesc@gmail.com; +52 55 13 826 673
En Londres: Laura McVeigh, laura.mcveigh@pen-international.org; +44 (0) 78 246 40527

2 de octubre de 2012

El sur de Veracruz casi fue Tlatelolco

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Este 2 de octubre se vuelve a recordar y a condenar la masacre en Tlatelolco, lugar donde cientos de estudiantes del Distrito Federal se reunieron para manifestarse y fueron atacados por militares y grupos paramilitares encubiertos como civiles, pero identificados con guantes blancos.

Ese dos de octubre muchos jóvenes no llegaron a su casa. De hecho, hasta el día de hoy se desconoce la cifra exacta de muertos que hubo esa tarde, cuando un helicóptero lanzó tres bengalas para dar la señal de ataque, como si fuese una guerra contra otro país.

Hasta hoy las únicas voces que narran lo que sucedió en Tlatelolco, en la Plaza de las Tres Culturas, son de víctimas sobrevivientes que lograron escapar;; otros simplemente fueron aprehendidos, puestos con la cara hacia la pared de un sótano, con las manos arriba y los pantalones abajo. De tres en tres fueron fotografiados; unos con sangre por los golpes, otros con sonrisas de niños traviesos, pero vivieron.

Esa noche, ambulancias llegaron a recoger los cuerpos entre los que se contaban hombres, mujeres y niños, que habían sido llevados a la protesta como sucede hoy en día con la marcha de los #YoSoy132… “Vengo a marchar por el futuro de mi nieta”, alguna vez escuché en una de las recientes protestas: era un señor ya de edad, paseando a la bebé en la carreola con cartulinas en contra de Televisa, Calderón y Peña Nieto.

Este dos de octubre de 2012 quizás fue uno de los más emblemáticos. Si bien las causas puedan diferir de las de 1968, la receta es similar: inconformidad con el gobierno, con la corrupción, con los sindicatos, contra el PRI; todos, en su mayoría, jóvenes inquietos que soñaban --sueñan-- con hacer de este mundo algo mejor.

Vaya que hubo de todo en Xalapa; la prensa (a excepción de algunos cuantos) destaca el vandalismo, como en ese 1968. Si bien ahorita no hay Olimpiadas que supuestamente serían boicoteadas, sin duda no faltará quien jure y perjure que esos chamacos del 132 son puros huevones sin nada mejor qué hacer.

Los estudiantes en Xalapa son parte de la historia del 68, como lo son ahora los del 132. Anteriormente, fueron reprimidos sutilmente porque el entonces gobernador Fernando López Arias (quien también fue líder estudiantil) no quería ningún veracruzano muerto en lo que sería la matanza de Tlatelolco: detuvo los camiones que iban para la Ciudad de México y les metió a la cárcel aunque eso lo condenara como un villano. Su cometido fue cumplido, al menos en los que sabe de una historia del 68 incompleta: ningún veracruzano murió en los hechos del 68.

En los tiempos actuales ya meterse con un estudiante son palabras mayores. Su capacidad de organización ya rebasa las tradicionales formas del gobierno para mantener el “control”: redes sociales, estudiantes enterados de lo que pasó en el 68, sobrevivientes a esa época que ven con felicidad que esta generación de jóvenes está acelerada y no aplatanada.

Lugares como Minatitlán tuvieron su protesta estudiantil con todo y soldados que les cercaron. Tiempos cuando, pese a la censura y que no existían Twitter ni el Facebook, la única manera de enterarse de lo que pasaba en el país era vía radio o periódicos como el Excélsior, dirigido en esa época por ese monstruo llamado Julio Scherer, y que fue el único diario que relató la verdad de lo ocurrido en la Plaza de las Tres Culturas. Los periódicos nacionales llegaban vía avión, a las 12 del día, en el aeropuerto que se encontraba atrás de lo que hoy es Soriana.

Dos días después de la matanza de estudiantes en la ciudad de México, en la petrolera ciudad se concentraron escuelas como la escuela secundaria y bachilleres oficial de Minatitlán (la famosa ESBOM), así como alumnos del Secundaria y Bachilleres Gral. Miguel Alemán Gonzalez de Coatzacoalcos (la también famosa MAG).

A estos estudiantes sureños se sumaron contingentes de jóvenes provenientes de Acayucan, Jáltipan, de la sierra de Soteapan y Cosoleacaque. Pese a la limitada comunicación, estos pueblos se conocen bien entre sí porque comparten escuelas, hospitales, centros de trabajo, comercio. En ese entonces, los colegios de bachilleres sólo estaban en Minatitlán y Coatzacoalcos.

Encabezados por Edel Álvarez Peña, el mitin era para protestar por los estudiantes muertos en Tlatelolco.

Para no variar la tensión de la época, mandaron soldados del 33º Batallón de Infantería (con base en Minatitlán en la calle Díaz Mirón, donde actualmente están unos condominios) a resguardar el punto de reunión estudiantil. Nerviosismo puro. Llega Héctor Luis Zarauz, alcalde de Minatitlán para dialogar con el joven Álvarez Peña, quien le pide que desistan de la protesta.

La respuestas fue negativa. No pasó a mayores.

Nerviosismo también entre las autoridades municipales y el grupo político fuerte de la región: la Sección 10 del sindicato petrolero, entonces liderado por Rafael Cárdenas Lomelí. Entre los manifestantes estaban hijos de familias conocidas, petroleros, comerciantes y destacados ciudadanos.

No pasó nada. La protesta se hizo y cada quien para su casa. Pasaron los años y hay quienes recuerdan ese momento con gran alegría y nostalgia.

Se sabe hoy que los militares en Minatitlán recibieron órdenes de disparar contra los estudiantes rebeldes que hacían su mitote en el parque Hidalgo. Que desobedecieron las órdenes superiores de disparar contra la púber multitud, porque entre ellos se encontraban sus hijos, quienes eran amigos de los “subversivos”.

Años después, luego de ese trance tan extraño de paz entre estudiantes y militares, instrucciones desde la Ciudad de México indicaron que el 33º Batallón sería retirado hacia Valladolid, Yucatán.

El desplazamiento con sabor a castigo por desobedecer órdenes de no disparar contra los sediciosos estudiantes, fue un drama para los minatitlecos: se iban amigos de la infancia, de trabajo, vecinos, compañeros de parranda. Se iban todas las familias de militares hasta la península yucateca y fueron despedidos entre lágrimas cuando abordaron el tren frente a las instalaciones de Béisbol de Ligas Pequeñas.

Llegaba entonces el 36º Batallón, que hace poco fue cambiado por el 45º de Ciudad Valles, San Luis Potosí. Hoy el 33º está en Torreón, Coahuila.

A 44 años, se recuerda y condena por los muertos de octubre de 1968 en Tlatelolco: descansen en paz. Y que los soldados del 33º Batallón todavía vivan ese suceso hace 44 años en Minatitlán, Veracruz, cuando la razón pudo más y salvó vidas, ante lo era que era un capricho castrense de muerte.